Que no te escriba

Que no te escriba
me dicen los pájaros al amanecer.
Que no te escriba
me dice el cielo azulito caraqueño.
Que no te escriba
me dicen las palabras
que reclaman a mis ojos
absorbencia de ti.

Que no te escriba
me dicen mis manos.
Que no te escriba
me dicen mis labios.
¡pero que más da!
Lo dicen porque son cómplices de
este deseo vehemente de escribirte
de escribirte en tu piel
lo que ningún otro ha podido
escribirte,
simplemente
porque le faltaron las palabras (las caricias)
sutiles, ardientes, indómitas y necesarias
para hacer del amor que te mereces
un amor apasionado, indisoluble
inédito.

¡Sí, es posible que no te escriba!
pero en silencio sabes que te escribo
que te escribo al pensarte,
al saber que te quiero
que te quiero para amarte
para ser esclavo de tu cuerpo.

Que no te escriba
me dicen los tontos momentos
que me niego a pensar en ti.
Que no te escriba
me dice el absurdo tiempo que pasa
sabiendo que,
esta poesía de un día interciso
como hoy
aparentemente
no debió escribirse.

Respiro inhalando
instantes de eco infinito.
¡aun estoy vivo!

No lo sé
pero me quedaré
un tiempo en silencio
Y si en silencio
te escribo
no es culpa mía.
La culpa es de los pájaros,
del cielo azulito caraqueño,
de mis manos,
de mis labios,
de esos tontos momentos
del absurdo tiempo y
de esas palabras que
a veces reclaman a mis ojos
absorbencia de ti.

Caracas, julio de 2006)