Tiempo no te detengas...

Tiempo a dónde vas,
tiempo de dónde vienes...
segundos, minutos
horas pasan y aun
pienso en ella,

solamente en ella.

Tiempo deja que
pase otro segundo
y se hagan más largas
mis horas
para que
mis pensamientos
se vayan enrumbando
en ese mar inmenso
que reflejan
sus ojos.

Tiempo, en esos ojos
me confundo,
pareciera estar
sin rumbo,
pero no importa
mantente ahí...
No te detengas ni un
instante
y permíteme así
contemplar
tan hermoso paisaje.

Dejemos que
su misticismo se encargue
de hipnotizarme
para que siga pensado en ella,

solamente en ella.

Tiempo, sigue
concediéndome
tus horas
para que
mis pensamientos
se escriban siempre al comienzo
con su nombre,
y mis palabras
consigan el camino ideal
para llegar
hasta el final
de ese arco iris.


(Pto. Ayacucho, agosto de 2002 )